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Publicado el 27 ago 2025

Maranta Kershoveana: La planta que reza con sus hojas

Maranta Kershoveana: La planta que reza con sus hojas

Hay plantas que decoran y hay plantas que cuentan historias. La Maranta kershoveana, también llamada “planta de la oración”, pertenece a este segundo grupo. Con su follaje único y su comportamiento sorprendente, ha conquistado a coleccionistas y amantes de lo verde en todo el mundo.

En Chile se la suele ver como una planta ornamental de interiores, pero lo que muchos no saben es que detrás de su aspecto delicado se esconde una de las especies más fascinantes en cuanto a biología y simbolismo.


Un poco de historia y origen

La Maranta kershoveana pertenece a la familia Marantaceae, originaria de las selvas tropicales de Brasil. El género Maranta fue nombrado en honor al médico y botánico veneciano Bartolomeo Maranta en el siglo XVI.

En su ambiente natural crece como una planta rastrera que cubre el suelo del bosque, protegida de la luz directa por la densa copa de los árboles. Su follaje se adapta a esas condiciones de sombra intensa, lo que la convierte en una compañera perfecta para interiores con luz media o indirecta.

Se hizo popular en Europa a finales del siglo XIX, cuando las plantas tropicales comenzaron a importarse en masa para decorar invernaderos y salones victorianos. En América Latina, en cambio, se consolidó como un clásico de interiorismo a partir de mediados del siglo XX, gracias a su resistencia y a ese aire exótico que aportaba a los hogares.


El misterio de la “planta de la oración”

La característica más llamativa de la Maranta es su movimiento diario de hojas. Durante el día, las hojas permanecen extendidas horizontalmente, captando la luz. Al caer la tarde, se pliegan hacia arriba, como si estuvieran rezando.

Este fenómeno, llamado nictinastia, se debe a unas células especiales en la base de las hojas que reaccionan a la luz y la humedad. No es solo un espectáculo visual: es una estrategia evolutiva para reducir la pérdida de agua y protegerse en la oscuridad.

Verla “rezar” cada noche se ha convertido en parte de su encanto, al punto que en muchas culturas se la considera una planta con energía espiritual, símbolo de gratitud y conexión con la naturaleza.


El diseño natural de sus hojas

La Maranta kershoveana destaca por sus hojas ovaladas de color verde claro, adornadas con manchas más oscuras que parecen pinceladas artísticas. En la parte inferior, el reverso adquiere tonos púrpura o rojizos, que contrastan con el verde superior.

Cada variedad de Maranta tiene un patrón distinto: algunas con venas rojas marcadas, otras con manchas simétricas o asimétricas. La kershoveana es especialmente valorada porque combina elegancia con resistencia.

No es raro que diseñadores y artistas se inspiren en estas formas naturales para textiles, papeles murales o ilustraciones botánicas.


Cuidados básicos para la Maranta kershoveana

Aunque no es la planta más exigente, requiere ciertos cuidados para mantener su belleza:

  • Luz: Prefiere la luz media o brillante pero siempre indirecta. La luz solar directa puede quemar sus hojas delicadas.
  • Riego: Le gusta el sustrato ligeramente húmedo. No tolera la sequía prolongada, pero tampoco el exceso de agua. Lo ideal es regar cuando la capa superior del sustrato esté apenas seca.
  • Humedad: Como buena planta tropical, necesita humedad alta. Si el aire es seco, sus hojas pueden enrollarse o mostrar puntas marrones. Pulverizar agua, agrupar plantas o usar un humidificador es clave.
  • Temperatura: Crece mejor entre 18 y 28°C, lejos de corrientes de aire frío.
  • Sustrato: Un suelo suelto, con mezcla de tierra, turba y perlita asegura buen drenaje y retención de humedad.
  • Mantenimiento: Limpia sus hojas con un paño húmedo para mantener su brillo y permitir que respire.

Una planta que conecta con el bienestar

En el mundo del interiorismo biofílico, la Maranta ha encontrado un lugar especial. No solo aporta color y textura, también genera una experiencia sensorial: verla moverse día y noche conecta a las personas con los ritmos naturales.

Se ha demostrado que la presencia de plantas dinámicas en espacios cerrados influye en el estado de ánimo, aportando calma y curiosidad. La Maranta, con su ritual nocturno, se convierte casi en un recordatorio diario de gratitud.


Curiosidades que pocos conocen

  • En Brasil, se cree que tener Marantas en casa atrae armonía familiar.
  • Sus movimientos inspiraron a botánicos europeos a estudiarla como ejemplo de plantas sensibles, junto con la Mimosa pudica.
  • Existen más de 30 especies de Maranta, pero la kershoveana es una de las más extendidas en colecciones domésticas.
  • Es una planta segura para mascotas, lo que la hace aún más popular en hogares con gatos o perros curiosos.

Un pequeño ritual de naturaleza

La Maranta kershoveana es mucho más que una planta bonita. Es un organismo vivo que transforma la rutina: al verla extenderse durante el día y plegarse por la noche, recordamos que todo ser vivo responde a ciclos y que incluso en el interior de una casa urbana, la selva se hace presente.

Quizás por eso nunca pasa de moda. Porque su encanto no está solo en lo estético, sino en la experiencia de acompañarnos con un gesto tan simple como cerrar sus hojas al final del día, como si nos invitara a hacer lo mismo.

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